sábado, 4 de julio de 2009

RECETA PARA UN SÁBADO

Ingredientes para comenzar de p.m. la mañana. Aviso del chef: estas indicaciones son únicamente consejos que cada comensal puede transformar a su gusto; la receta puede ser copiada, alterada, adaptada... Lo importante, al fin y al cabo, es ponerse a cocinarla de inmediato para poder gozar lo antes posible de sus beneficios.






Paso uno: Para que todo su cuerpo se despierte por igual. Tras abrir los ojos y saludar a la mañana que se cuela por las enormes cristaleras de nuestra habitación (detalle prescindible), tras enchufar el equipo de música o dejar que suene este play list (a esto se le llama auto-promoción)se estira la mano hasta el interior de la gaveta de la mesa de noche que lo mismo contiene una diadema para quitarte el pelo de la cara, que el cargador del móvil, o una caja de condones... y sacas ninguna de esta cosas, sino los aceites perfumados, aptos para todas las partes del cuerpo, y esperas a que la canción que empieza sea lo bastante sensual como para acompañarte en el ritmo de las caricias que te dedicas y que recorren cada recodo de tu cuerpo adormecido. Cierras los ojos y evocas un rostro, una voz y un aroma varonil, un recuerdo compartido, y entierras la culpa de estar apoderándote de su energía, de tenerlo retenido entre tu deseos. Lo imaginas despierto, pero sin sobresaltos, a tu lado, siendo recorrido por besos que se deslizan desde las mejilllas por sus labios, el cuello el pecho, el ombligo, el interior de sus muslos... y disfrutando del estremecimiento y los gemidos frutos de la exitación. Y te sonríes ante el placer que causa despertar tales sensaciones en el otro, y esperas el día, la hora cercana en que la realidad superará a tu imaginación. Y tus dedos continúan buscando cada uno de los escondites que pronto mostrarás a otro. La canción cambia de nuevo, Luis Miguel desea que el reloj no marque las horas. Tú has superado el límite del tiempo y el espacio. Como brisa, una caricia se ha depositado en tus labios... era mi beso.



Paso 2: Un enorme suspiro de placer. Con más canciones te levantas, te cuelas en la nevera y sacas en vaso de leche fría con un poco de canela en polvo, algo de fruta y jugosas galletas de chocolate. Sales a la terraza, pies arriba cabeza abajo, una postura tan cómoda como otra cualquiera. Comes con despreocupación. Quehaceres de la casa, alguna compra, trabajo o meditación pudieran ocupar las primeras horas del día, da igual, todo se hará con gusto. La nueva canción se adapta a ti. Invita a saltar, y lo haces, saltas y bailas por los pasillos, por toda la casa, juegas a ser gogó y diva, te ríes.






Paso 3: Comienzas a quitarte la ropa. Tu perro interpreta tanta fiesta como un juego y te sigue en el jaleo hasta la ducha. ¡Qué ducha!, ¡será un baño de sales y aceites!,... de tiempo para ti. Te sumerges hasta la cabeza dentro del agua; del primer al último chacra, imaginando que todo lo malo se lo lleva el mágico líquido, desprendiéndote de todas las trabas que te impedirían hoy comerte el mundo. Ríes y cantas. Es el mejor lugar de la casa para cantar. Resurges como nueva de tu nube de espuma de mango, jugueteas con los dedos entre el grifo, el largo de la ducha, los relieves de la mampara, la cosa es no pensar y asegurarse de que hasta el último poro de tu piel está invadido por tu nuevo aroma dulzón. Abandonas la bañera, no sin antes permanecer unos segundos abrazada por la toalla y secándote despacio, como su tu piel fuese papel de seda. Te vistes, da igual con que; ponle colorido a tu vida, algo que diga soy yo, y soy así. Te perfumas con un signo de distinción, aceites de mirra de Cleopatra es mi elección, dibujas una sonrisa en tu rostro, o mejor dos, una para ti y otra para todo el que se cruce contigo.



Paso 4: sal a la calle con la seguridad de que el día te pertenece, la felicidad está al alcance de tus manos, a la espera de toparse contigo y regalarte lo mejor. Sal a la vida, aunque eso signifique no moverse ni un milímetro, pero es que existe un tiempo y un espacio para ti que no debes desaprovechar.






El chef asegura un éxito rotundo con esta receta por lo que no ha sido necesario acompañarla de ningún certificado de garantía.

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