sábado, 21 de marzo de 2009

EN PRIMERA PERSONA

Sin comerlo ni beberlo, me he ido convirtiendo en un personaje de celuloide, en un ser irreal más propio de otro plano o dimensión, como en la peli ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, os acordáis, ¿verdad? Acerca de mi ficticia identidad existen dos versiones, normal, hay quien me conoce de puertas para afuera y quien lo hace de camas para adentro.

Según la primera versión, mi forma de ser y aspecto me acercan a Amelie y así me llaman algunos, le petit Amelie, por mi corte de pelo, mi cara, por mis travesuras y ocurrencias, por hacer de todo una historia improvisada y nada lógica, por no tener una infancia digna de ser recordada, por contar con el más variopinto grupo de amigos y el historial más extraño de amantes.

Para otros soy un poco más como la triste y extravagante chica de cabaret, esa Liza Minelli de flequillo triangular y pestañas gigantescas (últimamente he optado por prescindir de ambos complementos en mi aspecto). Aquella mujer capaz de chillar bajo un puente, provocar otros gritos entre sábanas y rechazar un amor bueno.

Y siento que ambas son verdad, que es cierta la similitud; es más, no existe una canción que me haga sentir tanto como Maybe this time. Con esta canción aprendí a cantar, me gustaba entonarla a capela, llevando poco más que una camiseta, braguitas y calcetines, sintiendo medio desnudo el cuerpo y totalmente desnuda el alma. Corrijo; ¡me gusta aún! Con ella saco mi fuerza y mi esencia, la potencia de mi voz. Me encaramo a lo que sea: el sofá, la mesa,... y giro lenta, fuerte y suave, disfrutando de su historia, sabiendo que es mi propia historia, que todo el mundo tiene quien lo ame, pero que también es mi tiempo, por fin me ha llegado el tiempo de empezar y de ser una ganadora. Y lloro, es cierto, y me pica la garganta, y tiemblo, mas celebro todo ello porque no existe nada que me limpie y me refuerce tanto como esa canción.

Y aunque fuese cierto que, como a estas chicas, nadie puede amarme de verdad, porque nadie termina por concebir que yo sea cierta, que soy tal y como se ve, que no es tan difícil de comprender que sueños y pasiones forman parte de mi vida, de mi dieta y de mi esencia, dejo de sentirme sola, porque realmente nunca lo estoy, estoy conmigo y no dejo de perder la esperanza de que, si Amelie y Sally existen, fueron creadas por sus respectivos guionista, directores,... es porque por ahí nos escondemos alguna que otra chica más, o que esos hombres quisieron imaginarnos, por lo tanto hay quien nos espera, a mí, a ellas, a nosotras tal como somos.

Ahora solo quiero mandaros algo, un beso,un cálido, lento y dulce beso, de los que se pegan a los labios, el cuello y el pecho, dejando marca y perfume. Con gesto tan chulo me despido, solo por hoy. Sed felices.

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