desea, el que te añora, el que te da la gracias...
miércoles, 17 de junio de 2009
BESOS
desea, el que te añora, el que te da la gracias...
jueves, 11 de junio de 2009
ASERTIVIDAD
Cuando me pongo a lanzar esas preguntitas semanales a modo de encuesta, os plantearéis qué pretendo. Nada del otro mundo, tan solo que reflexionemos en voz alta, que el eco de nuestros pensamientos alcance hasta nuestro corazón, el de adentro adentrito, y sondearos un poquito, eso también; pero solo un poquito. Parto de la premisa de que todas las respuestas y resultados serán dados por buenos, mientras hayan sido respuestas sinceras. Sobra aclarar que se mantiene un religioso respeto a la opinión personal, pero.... ¡macho!, ¡es que en uno de los casos me voy a tener que saltar las normas, que con una de las cuestiones no distéis ni un pelo en el blanco! En una de mis ritencuestas, sugería recordar aquello que últimamente habíamos olvidado. Solo una persona (y fui yo) votó por ser asertivo. Me llamó la atención. Pensé y pensé, y llegue a una conclusión: no es posible que no pretendan o quieran o persigan ser asertivos, más bien, puede que se trate de no saber exactamente en qué consiste y, claro, si ése es todo el problema, para eso estamos.
La asertividad es un principio vital e imprescindible que no podemos excluir de nuestras vidas. Es el equilibrio esencial que nos permite avanzar, y estar, y amar, y crecer, y madurar, y dar, y ser recibido,...
Pongamos, por ejemplo, que tenemos una relación de pareja, de esas que ya duran más de tres meses (a quien se le ocurra decir o pensar que eso en mi caso ya es mucho suponer, queda excluido de este blog y será condenado a ver cómo la casa se le llena de hormigas). Podemos proseguir. Pongamos que el próximo fin de semana es nuestro cumpleaños y nuestra pareja ha planeado irse de acampada con amigos. Podemos ser varias cosas, comportarnos de diversas maneras: a pesar de lo muy importante que sería para mí compartir este primer cumpleaños los dos juntos, me callo, trago, actúo de un modo pasivo y sufro. ¡Malooooooooo! Luego también puedo optar por la posibilidad de manifestarle con claridad que es mi cumpleaños y que, como se le ocurra largarse de farra con los amigotes, a la vuelta no me encuentra, y a ver dónde consigue otra como yo. Agresiva y ofensiva. Puede que logre lo que buscaba, pero malooooooooooooooo igualmente.
¿Otra forma de actuar que descarte pasividad o violencia?: podría informar o recordar mi cumpleaños, transmitir mi ilusión por compartirlo y sugerir que se encuentre un punto de acuerdo que pueda gustar a ambos. “No me importaría ir con vosotros; ¿qué puedes retrasarla?, ¡qué bueno!; que pretendes volver un día antes para pasar la tarde y noche conmigo; que irás, pero me recompensarás a la vuelta con el día mas increíble de mi vida...”. En definitiva, habrá tantas salidas como variantes de persona y relación existen. Lo que realmente importa es que será buenaaaaaaaass, porque se habrán concebido gracias a la equilibrada comunicación de dos que quieren entenderse.
La asertividad permite decir lo que uno piensa y actuar en consecuencia, haciendo lo que se considera más apropiado, defendiendo los propios derechos, intereses o necesidades sin agredir ni ser agredido. Una persona asertiva es tolerante, acepta los errores, se encuentra segura de sí misma y no padece infartos, como carta de presentación… ¡ no está mal del todo! La asertividad consiste en expresar auténtico afecto y aprecio por otras personas. Supone que uno se mantiene atento a lo bueno y valioso que hay en los demás y, habiéndose dado cuenta de ello, se muestra dispuesto a reconocer generosamente eso bueno y valioso y a comunicarlo de manera verbal, o no-verbal.
Venga, va, que alguien me quite la razón. ¿Es necesario recordar ser asertivos? ¿Debe convertirse en una de los fines alcanzables en las relaciones humanas la asertividad? ¿Qué perfil estamos adoptando: agresividad, pasividad, asertividad? ¿Crees que es posible alcanzar la asertividad-plus, inmejorable? Eso ya no lo sé, pero estoy segura de que sin práctica no llegamos ni a rozarla y nos topamos con más de un roce, de los chungos, en nuestra vida. Besos, besos, besos.
miércoles, 10 de junio de 2009
EL CUARTO PODER
jueves, 4 de junio de 2009
EQUIVOCACIONES
Pudiera parecer, a partir de ahora, un poco negativo mi discurso, sin que fuera mi intención, pero entiendo también que la expresión de nuestros pesares a veces puede resultarnos más cercano, dado que evidenciamos cómo otros seres humanos sienten y padecen lo que nosotros mismos, y nos sentimos un poco menos solos en medio de nuestras dudas.
Confianza o desconfianza, mentira o verdad, silencio o enfrentamiento, compartir o callar, discutir o esperar,... nuestra vida se mueve alrededor de infinitos tic, tac martilleantes que nos provocan más un quebradero de cabeza y nos inundan de inseguridades. Es difícil adivinar cuándo alguien se acerca para hacerte daño, cuándo algo se hizo con una u otra intención, pues quizás ni siquiera la persona está siendo consciente del terrible efecto que causa en ti, pero sea como sea, se torna inevitable que en ti provoque sus consecuencias. Todos deseamos ser queridos, sentirnos arropados. Acudimos raudos al abrazo y la caricia, ya sea en momento de alegría y euforia, como en el de necesidad. Precisamos de compartir, de conocer y apreciar que nos conocen, que saben casi adivinar nuestros pensamientos y se anticipan a nuestros deseos. Para alcanzar un estado tan estupendo se precisa de la confianza, de poder permitirte el lujo de abrirte a una persona y regalar lo más íntimo. Y se pone en marcha el aparatejo... Un entramado de confidencias y experiencias compartidas que intensifican más y más el movimiento. Pero, ¿qué ocurre cuando sientes que te fallan, que te hacen daño, tergiversan tus palabras, persiguen manipularte, provocan situaciones nerviosas en las que por el amor y consideración que sientes por el otro callas? Sucede que esas bolitas de los cojones entran justo en el proceso, en la fase de golpetearte el ánimo y condicionar todo tu entorno. Porque el mal mayor no es la decepción recibida por quien adoras, son los efectos secundarios que te llevan a desconfiar de los demás, o los que te hacen replantearte tu sistema de vida, de creencias, y la sensación de que no eres buena persona, o la de que despiertas lo peor en las gentes, o la de que puedes haber hecho mal, o el darle la razón a ese conocido que siempre te dijo que te equivocas, que la mejor forma de ir por la vida es preparando siempre defensa a posibles ataques.... y cada vez se acelera y acentúa más el tic, tac y deseas no haber puesto jamas en marcha el mecanismo, porque te afecta en absolutamente todas las facetas de tu vida, una vida que ya cuesta un montón mantener en un mínimo de equilibrio como para que venga otro a descontrolarla, y deseas encerrarte en ti mismo para que no vuelva a suceder. ¡Silencio! Lo sabes perfectamente: somos seres sociales, eres una personita que, en este instante, en lo primero que está pensando y lo que está deseando es recibir un gesto de amor, porque necesitas y precisas del otro, aunque sepas llevarte muy bien contigo.