jueves, 20 de agosto de 2009

NUNCA SONÓ TANTO A UN DIARIO


¿Por dónde empezar? Quizás por esa misma idea, compartida por Miguel Ángel y por Omaira, bien distintos los dos, pero hay que ver cómo han venido a coincidir: estoy en el aire, soy inestable. Tienen toda la razón, he descubierto estos días que lo soy, de forma voluntaria, pero ya que considero que es debido a razones nada positivas, prefiero dejar de serlo.

Mi inestabilidad es a causa de mis esfuerzos en el pasado, como si quisiera vivir lo que no tuve. Eso es rebelarme, significa no haberme reconciliado con mi vida anterior y seguir atada a ella, aunque sea para rechazarla. Sé que tendré que recular mucho trecho y reconciliarme con mi nacimiento y nacer del todo, reconciliarme con mi infancia, mis padres, mi adolescencia y mi primera relación, pero es una tarea precisa, a la que nadie me empuja, deseo hacerlo yo, por mí, de corazón.

Entonces estaré preparada para amar, para no andar creyendo la paparruchada esa de que no merezco a alguien a mi lado, o quién va a cargar con mi pasado... ¡coño!, ¡niña!, que lo que debes brindar es tu presente y una posibilidad de futuro...

Deseo la estabilidad. No hay prisa. Lo más importante es haber comenzado el camino y conocer el destino final. Será un alivio hasta para el universo, que dejará de preguntarse: pero, en realidad, chica, ¿tú qué es lo que quieres?

Quiero paz y tranquilidad; un tiempo sin sobresaltos, para mirar el día a día, nuevo y mágico de igual forma. Quiero profundizar en mí, en el ti que ya conozco y en ese tú venidero que aún no se ha presentado sin dejar de atender también al ello. Quiero ser sin miedo, mostrando lo bonito y lo que resulta un pelín menos.

Quiero fuerza y valor y un tiempo de reposo vital con vida, sin pruebas ni sobre esfuerzos ni retos, que no hay nada que demostrar, y necesito espacio y pausa para que se agarre a la tierra la semillita de lo que hoy siembro. Los huracanes, dejámelos para cuando esté más crecidita. Mejor, no me los mandes.

Estabilidad es una preciosa palabra, no hay por que temerla. Evoca la paz del vacío interior, repleto de colores, y la sonrisa suave que reflejan ojos y piel. Te empuja a mirar arriba y respirar hondo. La estabilidad interna y externa son algo más que dones. La primera es bastante difícil de conseguir y no cabe duda de que la segunda debiera ser fruto de la primera...¿por dónde comenzar para conseguir la mía? Está claro que por...
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
Mario Benedetti , No te rindas

domingo, 9 de agosto de 2009

PERSONAJES VII

Don Jaime Chávez





No recuerdo haber estado nunca en un hospital, sin embargo permanecí en uno mucho tiempo. Corrían días duros y de mucha inseguridad, me solía decir mi madre: - No sabía si vivirías o morirías y, mientras, en la calle, todos hablaban de revueltas, golpes de Estado y guerra civil , ante la muerte del dictador. Y es que lo del don de la oportunidad es cosa mía. Sólo a mí se me ocurre venir al mundo sin señal cardíaca y cerebral, con veinte días de retraso y dando a entender que estoy muerta (para mí que andaba meditando), dando lugar a que se me sacara a lo bestia, con fórceps, para salvar la vida en peligro de mi madre, provocándome un desprendimiento de cadera, lesiones cerebrales y dañando estómago e intestinos. Fueron meses duros, para mi madre. Yo la verdad, que como no me someta a una regresión o algo similar, no soy consciente de ese primer año de mi vida.


Por aquel entonces, don Jaime Chávez era el director del hospitalito en Santa Cruz. Lo recuerdo como a un hombre flaco y canoso, de gafas, bata blanca y camisas a cuadros, que tenía su consulta en un segundo piso. Es obvio, que superada una prueba por la que nadie apostaba, y resultando que ni invalidez cerebral ni locomotriz para asombro de todos, mis visitas al médico fueron constantes y mi madre, muy inteligente, conservó como pediatra a uno de los partícipes del milagro (que algo también tuvimos que ver mi madre y yo, para empezar, en la resolución del asuntillo).


Su despacho estaba tras la puerta de madera, al fondo a la izquierda. Frente a la puerta de entrada, otra puerta mitad madera, mitad cristal ocre y ahumado, resultaba ser la puerta del misterio, la puerta por la que salía de vez en cuando una enfermera de bata y delantal, de pelo rizado y un culo enorme. Justo en la entrada, la sala de espera, sosa muy sosa: paredes blancas, dos revisteros, uno para adultos, otro para niños, y muchas de esas sillas de cuero y madera con tachones grandes a los lados que recuerdan un poco a la Edad Media o el Imperio romano, de ésas que se pusieron de moda en todos los apartamentos del sur hasta bien entrados los noventa. ¡Me encantan esas sillas! Eso era todo lo que incluía la sala de citas. Por aquel entonces, la didáctica y la pedagogía no habían llegado a las consultas de pediatría. Las esperas consistían en sentarte quietecita y callada, limitándote con un poco de suerte, a balancear las piernas y contemplar a otros que eran comparados contigo, porque gritaban, corrían, no se estaban quietos y terminaban alcanzando una torta de las de antes, de las de "como Dios manda". Quien contemplase aquella sala no diría nada bueno de don Jaime y, por juzgar solo la superficie, se equivocaría.


Cuando la enfermera pronunciaba tu nombre, pasabas a otro mundo bien distinto. Un despacho oscuro de gruesas cortinas y un único punto de luz y blancura en la esquina del fondo, con la camilla, las placas, los cachibaches y el biombo. Al lado, enormes librerías y muchos libros, en el centro, su mesa, todavía más medieval y romana, con juego de escritorio, lamparilla, elefantes, muchos papeles y lo que más me gustaba de todo el despacho, una figurita de piedra que representaba a tres monos cachondos, el que se tapa los ojos, el que tapa los oídos y el de la boca. No hizo falta que nadie me explicase qué significaba, gané la interpretación con los años. De resto, nada más en el despacho, salvo el mueble mágico, el que estaba junto a la ventana.


La cita empezaba siempre con un saludo diferente para ambas y muchas preguntas a mi madre; yo desconectaba, sabía que era el momento de comprobar si ya no devolvía y me comía el hígado. Luego tocaba ir al sector biombo y someterte a cosas frías que te recorrían el pecho y la espalda y te mandaban a respirar, palitos hasta la garganta, cosas por los oídos, peso en una balanza y toma de notas; eso sí, con las piernecitas aliviadas y liberadas. Luego llegaba lo mío, lo propio, examinar las últimas pruebas realizadas en el hospitalito, llamar a la enfermera, meterme los pies en aquel aparato tan doloroso y regalarme el caramelo mágico. Tenía truco el caramelo. Era grande y rojo, te lo metías entero en la boca y cerrabas los ojos, no podías dejar de moverlo de un lado a otro, por orden del médico. En ese momento, casi no notabas el plástico que te oprimía los brazos o las agujas que entraban por ambos. Se te hacía más corto el tiempo que permanecías así, reclinada sobre la larguísima camilla. Cuando terminaba, el comentario solía ser casi el mismo: - Con que haciendo honor a su nombre señorita, Doña Rita, Rita, Rita, la santita de los imposibles, la que lo que da no se quita, y tú has decidido quitarme a mí la paciencia antes de irte para ningún lado. Quien iba a decir que esta gallinita nos iba a salir para adelante. Entonces me aseguraba estar muy orgulloso de mí y de lo bien que me había portado, y de que estuviese haciendo caso en todo (lo más duro el hígado y las espinacas, lo más sencillo los ejercicios en la piscina). Entonces.... ¡cha, cha,chán! iba al mueble mágico que escondía de todo, y sacaba un pitufo, una figura de plástico que darme, y nunca repetida. -"Hoy te mereces al pitufo fortachón", otro día era merecedora de pitufina o de una casita, o de pitufo poeta, que conservo y llevo conmigo a todas partes, y me desordenaba el pelo, que ya de por sí lo llevaba revuelto y me daba un beso en la frente y me preguntaba por mis planes de futuro, porque alguien que se aferraba tanto a la vida algún plan tenía, y yo le contestaba ser como usted (pasé de lesión cerebral a cierta precocidad), él sonreía, pero de verdad. Don Jaime estuvo en mi vida cada diez días durante diez años. Para entonces habían remitido asma y alergia, mi cabeza andaba como ahora (algún fallo había de tener), mis piernas eran fuertes y firmes, mi estómago aguantaba de todo. Nos separamos. No lo vi más. Lo evocaba constantemente. Falleció años después, no lo supe a tiempo, lo lloré más que a mi propio abuelo. Hoy todavía lo evoco. T. A.

sábado, 8 de agosto de 2009

UN VIAJE MÁS ALLÁ DE LOS KILÓMETROS

http://www.youtube.com/watch?v=03PclNHzOK8





Anoche rescaté El Diario de una motocicleta. Quizás porque debían ser las tres de la mañana, quizás porque el día había sido largo e intenso, me resultó más lenta. Para quien no conozca esta película (un gran error) cuenta o está basada en el viaje por toda América, la América de verdad, que emprenden Ernesto che Guevara y un amigo. Uno de esos viajes que posiblemente motivaron los cambios de su vida. Como siempre, me gustó encontrar una similitud con uno de los Grandes: los antecedentes asmáticos de ambos y que, en mi caso, se convertirá en el único argumento legal posible para evitar que me pongan esa jodida vacuna anti-gripe porcina, llegado el caso y el momento.




He viajado en mi vida, no todo lo que me gustaría y ni sombra de lo que viajaré. He tenido mis viajes interiores y a las estrellas, los imaginados y otros tipos muy gratificantes. Por supuesto, también he salido puertas afuera de mi mente, por trabajo, con la familia, con los amigos, y cada uno de esos viajes me aportó recuerdos, fotos y risas, pero viajes como los de Ernesto, viajes que marquen y cambien tu vida....¡pues sí! dos y muy importantes.




Tenía veinte años cuando me enamoré platónicamente de un profesor de universidad que desayunaba dos cervezas con un sandwich mixto, estaba flaco, llevaba los vaqueros campana por los tobillos y camisetas con mensajes provocativos. Su nombre, ¡también se llama Carmelo! Él me regaló mi primer libro de Rigoberta Menchú, el de Así me nació la conciencia, en una edición que, a fuerza de ir conmigo a la playa y a saber donde, terminó hecho polvo y tuvo que ser reemplazado, que no rechazado. Todo lo que decía Carmelo, como es lógico, iba a misa. Ése mismo verano, casi por iniciativa de él, llega a la universidad información de vacaciones solidarias. Un grupo de salesianos organizaba un campamento para construir una escuela y ejercer de profesores en una comunidad peruana (ése al menos fue el destino que a mí me llamó la atención). Sin haber puesto hasta entonces un pie fuera de España, me embarqué, y por algún capricho del cielo, pasé la entrevista, las vacunas y las reuniones disuasorias. De aquí iba otro chico, Jairo, polo de color rosa y pantalón blanco fue mi primera prejuiciosa impresión. Desde la península otros cuatro, entre ellas mi adorada Cristina (capítulo aparte). Nadie me dijo que terminaría en la Amazonía, que si bien no era selva cerrada, la tenía como patio de casa. Nadie me dijo que la selva es de color rojo más que verde, que no hay fieras salvajes, sino pájaros ruidosos y monos y serpientes hasta jorobar. Nadie me dijo que las pirañas no muerden, atienden solo al olor o calor de la sangre y que puedes bañarte entre ellas, o que iba a llorar durante dos semanas: la de llegada y la de partida. No llevé cámara de fotos, ni música, ni chicles ni siquiera compresas, indicaciones de los misioneros acerca de cómo actuar entre los indígenas. Eran hablantes de español, pero tenían claro cuáles eran los errores de un mundo "civilizado" y cosas como ésas podían causar mi repudio, sobre todo si se me ocurría maquillarme o usar pantalón; lo que no entiendo es a quién se le ocurriría maquillarse allí. No lleve "avances" pero traje sabiduría y un suéter tejido a mano que todavía conservo, y ya son años. Aprendí a distinguir y comprender el rol femenino del masculino, a conocer la Biblia como un documento de estrategia, hasta bélica, que Dios existe, al menos por esos andurriales, a trabajar de sol a sol, a comer lo que se tercie, pero comer bien sabroso y sin pasar hambre. Gocé de mi primer yacuzzi, un baño de piedra, calentito y rico que habían construido. Di con los seres más maravillosos que pueden encontrarse, con personas que merecen un capítulo aparte, que la palabra raza debiera excluirse del vocabulario, y si bien a la vuelta era un ser inadaptado, que rechazaba este mundo y no sabía poner el huevo, más adelante supe cómo aprovechar las enseñanzas absorvidas y comencé a ser este yo y a buscar qués y porqués.




Años después, en lo que más verde andaba, amor, amar, ser amada, recibí mi lección. Me enfrasqué en un viaje típico con mi pareja: una gira de conciertos, actos y playas con sede en Cataluña. El viaje comenzó así, terminó con mis huesos en una casa ocupa, curando una ETS, improvisando una ruta mochilera con tres chicos y no sé qué más cosas no desveladas a día de hoy a mi madre. Me tocó aprender mucho en aquellos días, lo mejor, que era valiente, tenía coraje, era capaz de moverme por mí misma, era independiente, no precisaba de nadie para buscar la felicidad y era cojonudamente divertida. Terminé el viaje con una ruptura sentimental, dando consuelo al ex-, al que no vi sino en el vuelo de vuelta, haciendo amigos que merecen la pena y con la autoestima reestructuradita que daba gusto.




De ambos viajes guardo diarios, es más de casi todos guardo mis diarios, ¡exacto!, igualitico que el Ernesto. Quién sabe, tal vez un día te los dé a leer. A mí me gusta volver a ellos casi como un oráculo, y abrirlos por una página al azar, y encontrar una respuesta propia a una inquietud actual.




Lo único que ahora sucede es que cualquier viaje no es lo mismo, cada desplazamiento mío debe convertirse en algo más que un traslado kilométrico y, si bien me encantan los que simplemente te permiten disfrutar y desconectar, preciso de los que te crecen, de los que llenan y cambian el rumbo de tus vidas.




¿Queréis comprobarlo? Esta peli puede resultar un buen ejemplo, antes de pasar, de nuevo, a la práctica. Yo me quedaría con dos fragmentos: el que os pego, un hombre que, no es solo el río lo que está atravesando. Corta el día de su cumpleaños con todo lo anterior y se mete en el agua. Está oscura, no tiene ni un camino ni orientación clara, pero el conoce la meta, no hay problema, y no teme, ni al asma ni al cansancio ni a los animales, no teme y vence. El otro, el de una pareja de indígenas peruanos con los que se cruzan de camino a unas minas, y que fruto del caciquismo y la explotación andan buscando trabajo a riesgo de sus vidas: "Bendito tú, que no viajas en busca de pan, bendito seas"

miércoles, 5 de agosto de 2009

TRISTE NOTICIA



FALLECE VICENTE FERRER



Nueva Delhi (EFE).- El cooperante catalán Vicente Ferrer falleció a la 1:15 de esta madrugada (hora peninsular en España) en su domicilio en Anantapur (India), a causa de un agravamiento de los problemas respiratorios y cardiacos que venía sufriendo en los últimos meses.



"Dar dinero a los pobres consuela a los ricos"11/05/1999: "India me enseñó el placer de dar"04/05/2000: "La noción de las castas está tan metida en la psique india que no desaparecerá nunca" 22/05/2002: "A Dios se llega con acción, no con libros"11/01/2009: El infinito universo de Ferrer. Entrevista: "Yo vine a la India para convertirme"

El cooperante, de 89 años, ingresó el 19 de marzo en el hospital de Anantapur y, tras ser trasladado a Vellore, fue dado de alta el 25 de abril para seguir la recuperación en su domicilio, donde sin embargo en los últimos días su estado de salud había empeorado. La Fundación Vicente Ferrer cuenta en España con más de 155.000 colaboradores. Ferrer alumbró y lideró una organización homónima con fuerte carácter humanista que ha beneficiado a 2,5 millones de personas del distrito de Anantapur, una de las zonas más pobres, con más de cuatro millones de habitantes. Nacido en Barcelona el 9 de abril de 1920, Ferrer pasó su infancia entre la ciudad condal y Gandia. En Mumbai puso en funcionamiento diferentes procedimientos de organización entre pequeñas cooperativas para abastecer de agua a la comunidad y fomentar los cultivos, construir un hospital y escuelas para casi un millar de personas. Los dirigentes del país le miraban con recelo porque chocaba con sus intereses,
y recibió una orden de expulsión en 1968, dándole 30 días para abandonar el país. Esta decisión generó diferentes movimientos sociales y políticos que desembocaron en el anuncio de Indira Gandhi, primera ministra del país, de que el padre Ferrer podría volver en un corto espacio de tiempo después de su expulsión. A su regreso, junto a seis voluntarios, decidió instalarse en una de las regiones más pobres y áridas del país: Anantapur, donde la escasez de agua, la desertización y la falta de educación eran alarmantes. En 1996 creó la Fundación Vicente Ferrer para asegurar la continuidad económica del proyecto, que hoy cuenta con más de 155.000 colaboradores en España. Su campo de actuación en Anantapur se mueve en los ámbitos de sanidad, vivienda, educación, personas con discapacidad, mujer y ecología.

Ésta noticia pertenece al 19 de junio. No la vi en la tele, ni telediarios ni especiales. Hoy vuelve a mi memoria pues entró en mi correo un bonito homenaje a un hombre bueno y grande, que no se fue ni se irá de este mundo, porque la semilla de los varios de millones de personas a las que les cambió la vida, seguirá creciendo. De quien sí sé mucho es de Michael Jackson, no tengo nada contra el "rey del pop", pero me tiene saciada su familia, su fantasma y sus discos, que durante años permanecieron en silencio, y ahora... Solo con los derechos de autor de estos días han pagado sus deudas, pero ¿y la deuda moral que este bendito planeta y su Humanidad tiene contaída con Vicente? ¡Su obra personal, sus libros, sus declaraciones, su ejemplo , sus apadrinamientos!,... por favor potenciemos éstos que, al fin y al cabo, los derechos de autor de su labor repercuten en calidad humana.

Egoístamente, una cosa más, siento tu muerte, maestro, por mí, porque la India que conozca no tendrá ni tu voz ni tus ojos, ni podré caminar contigo y crecer entre tus Intocables.





martes, 4 de agosto de 2009

QUIERO...


(por y para Susana)

... creer que todo es posible, que en mí reside la fuerza para vencer y sonreír.


... alumbrar mi camino con luz propia.


... ser la verdad más firme y cierta.


... desear que todos tus deseos se conviertan en realidad, y formar parte de ellos.


... aportar lo mejor, pues no encuentro qué otra cosa te puedo dar.


... que una palabra mía baste para sanarte, pero que no la necesites.


... que mis pensamientos cobren vida y bailen divertidos con los tuyos, diferentes.


... confiar en mí tanto como tú has depositado tu confianza y tanto como yo confío en ti.


... caminar a mi ritmo, sin empujones ni empujarte.


... amarte por tus defectos y por tus virtudes, como a un ser real y carnal que despierta en mí el equilibro de la también hermosa normalidad.


... escuchar qué dice tu corazón, pues el mío no calla nunca y ¡es tan hermoso!


... no tener miedo a querer y querer que me quieras sin miedo.


... que todo fluya sencillo que solo exista el hoy porque el tiempo nada puede quitarnos.


... quiero estar en ti, porque desde que lo estoy, hay más en mí por ti y sin embargo por nada.


... quiero, quiero, querer, queriendo, quererte, quererme, querernos, quiero.

lunes, 3 de agosto de 2009

BREBAJE


El Tantra es una filosofía y una forma de vida. En una de sus muchas facetas, persigue y sostiene que la verdad última reside en la total compenetración de la energía masculina (Shiva) con la energía femenina (Skakti). A través del tanta conseguimos hacernos más conscientes. Éste es justamentente su significado: tra "expansión de la consciencia". Tiene muchas vertientes, una historia kilométrica y como en todo, seguidores famosos, como Sting. Tiene escuelas y tratados, maestros y alumnos. No debe ser sinónimo de sexo, usemos palabras mayores; por ello es que hoy me apetece dedicarle un espacio.


Se sostiene en el Tantra que, durante una relación sexual completa, los cuerpos se funden en correspondencia de los polos opuestos de cada uno, cerrando una especie de circuito eléctrico. La energía masculina fluye desde el pene en la vagina, y sube hasta el corazón de la mujer. La energía femenina responde a través de los pechos y de ahí se transmite al corazón del hombre, descendiendo hasta su centro sexual. Se forma así la unidad completa entre la pareja y las bioenergías que circulan tienen el poder de crear una luz brillante que el tantra denomina "círculo de luz"¡¡¡Toma física!!!


Como en todo buen arte amatorio que se precie, en el Tantra existen brebajes y aceites especiales que persiguen mil y una funciones. No, no seré mala, os dejaré alguna receta aprendida que pueda asegurar ya que funciona, pero es que otros brebajes esconden mayor y más poderosos poder. En la sexualidad tántrica, una de las cosas más importantes resulta el controlar la eyaculación. El esperma contiene la conciencia, no es cuestión de andar desperdiciando tan vital energía antes de tiempo. Todos coinciden en que esta energía nutre y beneficia al cerebro y claro, dado que el orgasmo masculino, casi necesariamente consiste en perder toda su energía, enseñan cómo absorver conscientemente los brebajes del otro para que esta asimilación recíproca los cargue e iguale.


Dicha absorción recíproca se conseguiría retrayendo ligeramente la vagina en el momento del orgasmo, para que el glande absorva las secreciones femeninas, o no saliendo apresuradamente del cuerpo de la compañera al final del coito; cuando la erección ha desaparecido, el miembro se queda blando y dispuesto a recoger de forma natural sus secreciones. Luego están las formas orales de toda la vida...


Sé que llegados a este punto más de uno piensa en un sexo sin riesgo, que parece contradictorio a esta práctica, mi pregunta ¿os imagináis practicando Tantra con un rollito?, o en la homosexualidad (el tantra habla de energías femenina y masculina). Sea como sea , es una forma de recordarnos que somos mágicos y que la alquimia ya la llevamos en carne y espíritu, pues no existe receta mejor que el néctar de placer producido por el otro.


Para los curiosos o los que gustan de algún estímulo, os paso una receta de infusión afrodisíaca. Si gusta, ya me pediréis aceites, ritos y masajes, que últimamente parezco la hierbas... este vaya como prueba.


Inevitablemente nos pasamos por el herbolario: compramos corteza de canela, cardamono verde molido, raíz de gengibre machacada, pimienta negra, clavos de olor, nuez moscada y azafrán. Ponemos a hervir la mezcla, a fuego lento, diez minutos. Luego se cuela y se le añade el ginseng, dejando reposar, y se toma al gusto, caliente o fría, con un poco de miel. Mucho más divertido si se comparte a sorbos de boca a boca, se lame... Abstenganse de probar las parejas cuasi rotas o sin imaginación, que donde no hay o no queda, poco milagro puede esperarse.
Sí creo que será conveniente añadir cantidades, por si os da "sobre dosis":
igual cantidad de canela y cardamomo
punta de gengibre
9 granos de pimienta
3 clavos
pisca de azafrán y nuez moscada
una raíz de ginseng

domingo, 2 de agosto de 2009

OBSESIÓN

¡Qué palabra más fuerte! ¡Cómo me ha seguido en estos últimos días! Muchos definirían la obsesión como un martilleo que se instala en tu corazón y tu cerebro, mientras va repitiendo su constante y repetitivo ritmo, y poco a poco, va marcando, condicionando, adulterando, todos los aspectos de tu vida: tu paso al andar, los movimientos de tus manos, tus sentimientos, tu aspectos físico, tu manera de relacionarte, lo que dices o lo que dejas de decir. Como el estómago rumiante de una vaca, arriba, abajo, arriba,... sin dejarte actuar libremente, condicionando lo que recibes y lo que das, agobiando todos los segundos de tu existencia y haciéndote creer que el camino que sigues es el correcto, no puede existir otro mejor.

Esa definición no estaría mal, encajaría con la falta de aire y de cordura que puede provocarnos en algún momento, cualquiera de nuestras obsesiones, pero es que da la casualidad que en estos días me ha dado por considerar a la obsesión de otra manera, como una mujer con tendencia a teñirse el pelo.

No, no desvarío. Para mí la obsesión a veces se tiñe de color rojo la cabellera y viene de frente, a por todas, sin medir las consecuencias de sus actos. Es que cuando el mundo se ve de color rojo... ¡no siempre tiene Feng shui! Esa pelirroja persigue sin tregua a los que dicen no a sus antojos, y llega a transformarse en acoso, persecución, órdenes de alejamiento, juicios, denuncias, agresiones, asesinatos, atentados... Llevan de rojo su obsesión los hombres que pasan a convertir a sus ex-parejas en números-víctimas de un telediario; o los terroristas de este país, que han transformado ideales en muertes injustificadas y conmemoraciones estúpidas. El 28 de julio celebraba ETA su 40 aniversario, ¡anda que tengo un amigo que va a celebrar bonitos sus cumpleaños!, ¡él de por sí también es la bomba!

A veces la Obsesión opta por teñirse el pelo de negro. No consigue ver más allá de su melena y no admite otra perspectiva de la vida. Y aunque se presenta menos violenta, ése no, y no, y que te digo que no, le causa grandes daños, porque es incapaz de contemplar un poquito más adelante y darse cuenta de la luz que la rodea. No, ella empecinada en que su sistema de vida es el único válido, y otros danzando y riendo en las fronteras de su reino. De negro se tiñen las obsesiones que se empecinan en seguir al lado de una persona con la que no se es feliz, ni a la que somos capaces de aportar felicidad, los que se regodean en un dolor o una responsabilidad que ni tan siquiera les pertenece, los que entablan deudas vitales muy extrañas, los que se atan a un pasado o una desesperanza al estilo de la Penélope, y terminan contagiando su negrura a quienes se acercan y no están preparados. De negro se tiñen los que solo miran al cielo, olvidando que es de color azul y no viste sotanas ni burkas.

En otras ocasiones, Obsesión se tiñe el pelo de naranja. Le queda fatal y provoca que ande saltando como una cabra de un sitio para otro. Se toma las cosas demasiado a pecho y no parece ni real. Es la obsesión de los adictos al físico y al deporte, la obsesión de los excesivamente sanos, alegres, puritanos, vegetarianos, espirituales, alegres, de los que se convierten en friquis dentro de lo que podría ser un gusto o una afición, ¡sin más!

También ocurre que Obsesión se haga mechas y termine teniendo una mezcolanza un pelín mas suave, pero repetitiva e igualmente dañina. O que ande buscando colores nuevos sin abandonar nunca lo esencial, no deja de ser obsesión y tinte.

Se me ocurre que lo mejor que podemos hacer contra ella es intentar que al menos sean baños de color, que se vayan con los lavados, o frotar fuerte, fuerte la cabeza y buscar lo natural. Si se pone persistente, pues un buen rapado que incluso está de moda. La cosa es no darle importancia ni dejarla crecer en ninguna de sus facetas, que somos valiosos e inteligentes y sabemos cómo alcanzar nuestros propósitos desde la calma.

¿Cómo?, como siempre la respuesta reside en el chocolate: en caso de presunta sintomatología de obsesión, en cualquiera de sus manifestaciones, introduzca un cremoso trozo de chocolate en la boca, si es grande mejor, y dedíquese a saborearlo con calma, paladee su textura, su sabor, su aroma, muévalo despacio y disfrute, céntrese en el chocolate únicamente, pero cuide de no convertirlo en una obsesión; consejo de una ex-chocolate-adicta.